El movimiento gestual en una entrevista



El comportamiento gestual ofrecerá una información muy valiosa al seleccionador.Aprende a controlarlo para evitar que te traicione.


No es lo mismo acudir a una entrevista de selección para conseguir un puesto de trabajo que atender a un cliente, reunirnos con el jefe o citarnos con algún amigo. En cada uno de estos casos, una misma persona se comunicará de cuatro maneras distintas. Y la gran diferencia radicará en el lenguaje gestual, esa parcela tan importante y desconocida de la comunicación, en este caso la no verbal.

Si antes de acudir a una entrevista repasas el discurso que vas a utilizar, los términos que incluirás en la conversación y el tono que imprimirás en tu oratoria, ¿por qué no haces lo mismo con los gestos que vas a utilizar? Habitualmente no se tiene en cuenta este aspecto, casi siempre por el desconocimiento de sus consecuencias, y muchas veces nuestro interlocutor puede despistarse porque lo que dice nuestro cuerpo no se corresponde con nuestro mensaje oral. Por ello hay que intentar que ambos aspectos coincidan entre sí y que nuestra forma de actuar no contradiga nuestras palabras.

Cuando el candidato llega al lugar en el que tendrá lugar la entrevista, en algunas ocasiones le harán pasar a una sala de juntas en la que se producirá el encuentro. De repente, la puerta se cierra y el aspirante al puesto se encuentra ante una gran mesa rodeada de sillas. ¿Dónde debe colocarse? Cuando la mesa es alargada hay que evitar sentarse junto a la presidencia, dejando un sitio por medio por si son dos las personas que actuarán como interlocutores. Si la mesa es cuadrada o redonda, lo mejor es sentarse frente a la puerta para no tener que girarse cuando ésta se abra.

Después llegará el encuentro con el seleccionador y el consecuente entrechocar de manos. Esos pocos segundos, por increíble que parezca, pueden dar mucha información sobre nosotros. El candidato esperará siempre a que le ofrezcan la mano y se le contestará con confianza, mientras se sonríe y se le mira a los ojos. ¿Qué debe evitarse? Que el contacto sea muy flojo o demasiado fuerte.
En el primer caso quedará claro que no nos gusta el contacto con la otra persona. En el segundo se puede dejar una impresión de agresividad y de estar marcando el territorio. El siguiente paso será tomar asiento, siempre que nos lo ofrezcan primero. No hay que acomodarse como si estuviéramos en el sillón de nuestra casa pero tampoco hay que mostrarse excesivamente rígido o ansioso, ni quedarse en el borde la silla. Los pies se mantendrán en el suelo pero, si esta postura resulta incómoda, no hay problema en cruzar las piernas.

¿Y las manos? Lo mejor es no pensar en ellas para, de esta forma, poder actuar de forma natural. La gesticulación debe reducirse al mínimo y siempre se utilizará como complemento de lo que se cuenta, para enfatizar ciertos puntos.

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